jueves, 6 de octubre de 2011

Don Balón

Don Balón ha muerto. Nuestros recuerdos se manifiestan con rotundidad en tan lúgubre momento. El séquito que le acompaña en este fúnebre instante lo componen la infancia de miles de niños de mi generación y el más generoso de nuestros agradecimientos. Don Balón era una revista, solo una revista, pero también LA REVISTA, esa sobre la que giraba parte de nuestro tiempo y de nuestras ilusiones. As Color, Mortadelo y Filemón, Zipi y Zape, 13 Rue del Percebe, Spiderman, Capitán América, Superman, Dan Defensor, El Capitán Trueno, La Pantera Negra, Thor, Namor y Los Cuatro Fantásticos eran sus inseparables compañeros de entretenimiento.
Mi padre, tan generoso siempre con su tiempo y su dinero, ponía en mis manos y en mis deseosos ojos el As color y el Don Balón (junto a los anteriores tebeos) y un helado de chocolate o nata, según mis preferencias circunstanciales. Aunque eso es otra historia.
Mi escritura de hoy es deudora de mis lecturas de esas entrevistas, de esos análisis de equipos, de esas jugadas narradas con la efusividad y la hipérbole que suelen utilizar los periodistas deportivos. Don Balón era Don. Y lo era porque su idiosincrasia se bañaba en las limpias aguas de la deportividad. Ni un solo insulto, ni un solo comentario despectivo, ni un solo…Solo deporte y deportividad. Letras claras, puras y amenas. Solo eso y nada más que eso.
Ha muerto uno de mis héroes. Ya apenas me quedan. De Mazinger hace mucho tiempo que no sé nada, se perdió entre tanto japonés.  Comando G siguió la misma estela de anonimato que Koji Kabuto.  Mortadelo y Filemón fueron llevados al cine para conferirles realidad y hacerles perder su idílica inexistencia. ¿Quién me queda? ¿A quién idolatrar ahora? Ya solo quedan unos héroes de la infancia que no han perecido a manos del cruel tiempo. De la infancia, de la juventud y de la época actual, y…de la eternidad: mis padres.
Viva Don Balón y vivan mis padres. Todos los padres.

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