martes, 15 de febrero de 2011

Los Premios Goya

El otro día vi, a trompicones, la gala de los  premios Goya del cine español. Se ha escrito mucho y variado sobre lo allí ocurrido. Yo no voy a ser menos.
Son muchas las cuestiones que se me ocurren…mujeres atractivas, dispendio económico, simpleza discursiva, películas, nervios, ocurrencias, cultura. Pero me voy a centrar en una, que además la voy a formular de manera interrogativa: ¿qué se celebraba ayer?
Es una pregunta que puede parecer absurda, y probablemente lo sea. Pero la cuestión no  para de interpelarme en busca de una respuesta.
Eran muchas las cosas que se celebraban, pero quizá no lo hacía la que verdaderamente lo debía hacer. Se celebró la belleza y el estilo de los invitados, el lujo que destilaba la Plaza de Oriente, las buenas actrices, actores, directores y resto de elenco que componen el cine español, los 25 años de vida de la Academia, las grandes películas que se han hecho en esas dos décadas y media, las buenas películas que iban a concurso este año, la excelencia cultural que nos muestra el cine, el poderío que muestran sus acólitos y voceros particulares. En fin...grandes motivos de celebración a los que apenas se hace crítica, por lo menos desde dentro de este mundo que llamamos “cine”. Yo tampoco lo voy a hacer.
Sólo quiero destacar, y ese es el motivo principal de esta entrada en el blog, que lo que realmente deben celebrar, desde la modesta opinión del que escribe, es que la cultura de masas, el capitalismo sin base educacional, la sociedad adocenada, haya encumbrado a unos trabajadores a la categoría de estrellas y los haya situado en una atalaya privilegiada desde la que poder emitir discursos orientadores y proteccionistas al pueblo.
Lo que ayer se celebraba, necesario para mantener al pueblo deslumbrado con las luces de artificios que genera el lujo, la riqueza y el estilo, es un estilo de vida que marca y separa clases sociales. Un nuevo poder fáctico que ejerce su influencia sobre la sociedad. El grupo llamado “cine” ha sabido aglutinar, controlar y dirigir la fuerza que en forma de admiración le ha dado la sociedad, para crear una nueva realidad privilegiada. Una desde la que crear fuentes de opinión, generar ideas y crear formas de vida. El “mundo-cine” es una nueva ideología desde la que se configuran nuevas formas de vida, de socialización, de realización y de opinión. Y no me refiero a las películas (esto es lo importante, aunque a veces sólo sean el pretexto), sí a todo el ornato discursivo, visual y representativo que lleva implícita esta nueva ideología…Y desde que dio el salto a la política en forma de Ministerio, con sus directores y otros cargos, el padre creador de realidades (el Estado) amenaza con dirigir la configuración de la sociedad con el poder que esta nueva herramienta le ofrece.
La magnificencia de todo lo que ayer se puso en juego es necesaria para la supervivencia del espectáculo. El pueblo necesita diferencia para adorar y adular. Y el cine se la da con mucha facilidad, con la venia y el apoyo del Estado. Éste contribuye a que este espectáculo que se sustenta en la necesidad del pueblo de tener ídolos mantenga sus poderosas armas (publicidad, dinero, discursos apologéticos, etc.).
En fin…mi enhorabuena al mundo del cine (y al Estado, por las ventajas que el manejo de éste les pueda otorgar). Sigue, gracias a espectáculos como el de ayer, manteniendo su estatus privilegiado. El cine es un apéndice del Estado desde el que ejercer un poco más de control sobre el ciudadano. Para ello se sirve de unos peones, que aún buscando su interés personal (la fábula de Mandeville), generan beneficios en el Gobierno.
El cine nació para hacernos soñar, reír, llorar, emocionarnos... Y aún lo sigue haciendo. Pero ha sabido crear un anillo de protección (como los que decía Lakatos), en el que se han instalado unos privilegiados epistemólogos (mundo-cine), guiados por el Tótem de la tribu (el Estado), que el pueblo nunca podrá cruzar. Y con eventos como el de los premios Goya, el anillo se hace más fuerte.
Y lo anterior no es una crítica al cine...He decir que soy un cinéfilo con años de seguimiento que acreditan mi condición anterior. Es una crítica a lo que el "mundo del cine", con la connivencia del Estado, hace con la sociedad, aunque a veces sea de manera inconsciente. El “mundo-cine” genera nuevas subjetividades, desde sus atalayas de opinión, en el inconsciente colectivo.
Postdata: ayer fui al cine a ver Valor de ley. Ya les comentaré.

No hay comentarios:

Publicar un comentario