miércoles, 17 de noviembre de 2010

LA PRODUCTIVIDAD DEL FUNCIONARIADO

Un miembro destacado del gobierno actual ha lanzado una nueva noticia al ágora pública. Y nosotros, los ciudadanos, se lo agradecemos. Ya nos quedan lejanos los ecos de la jornada de liga de fútbol y necesitábamos algo, aunque sea  en forma de noticia política, para poder hacer más llevadera una semana que, como todas, empieza en el eterno lunes.
La de hoy, curiosamente, me afecta. Tiene que ver que los funcionarios. Y yo, para bien o para mal, soy uno de ellos. Éste miembro del gobierno, al que hacía referencia antes, ha lanzado a la opinión pública la idea de que hay que controlar la productividad del funcionariado.  Con la sana intención de que vean los demás, esos que no pertenecen a la noble casta del funcionario, que somos trabajadores, y además de los buenos. Eso sí, para que los funcionarios no nos preocupemos, el anuncio ha ido precedido de la premisa de que no está en cuestión el despido libre. Esto es, seguimos teniendo garantizada la plaza de por vida. Menos mal, ya me quedo más tranquilo.
La cuestión me plantea algunas dudas. Indudablemente, la primera es: ¿cómo medir la productividad de un funcionario? Pregunta fácil de formular y, me temo, imposible de contestar.  Aún así voy a conceder el beneficio de la duda al gobierno. Siempre he sido cartesiano y considero la duda como el primer requisito para llegar a la sabiduría. Así que se la concedo amablemente a nuestros ilustres gobernantes.  Es más, voy a imaginar que se llegue a un acuerdo para valorar la productividad. ¡Estupendo!
Ya sólo queda resolver otra cuestión, aunque me temo que nada baladí. Si hemos conseguido, para lo siguiente voy a utilizar un lenguaje más castizo, saber quién trabaja y quién no, ya sólo nos queda aplicar el sentido común y premiar a unos y castigar a otros. Todo bien hasta aquí. ¡Ah, no. Perdón! Resulta que la premisa que acompañaba la noticia era la de que los funcionarios seguimos teniendo la plaza asegurada de por vida. ¡Vaya, vaya! Entonces para qué sirve que el gobierno pueda valorar la productividad, me pregunto yo. Pues sirve para…para…, me temo que sólo para que yo pueda escribir este entrada en el blog. Creo que para nada más.
En fin, no sé si es por la necesidad de generar noticias, ya saben aquello que le pasaba al pueblo romano “Circo y pan”, o es por  la necedad de quienes nos gobiernan. No lo sé. En cualquier caso, a mí también me gustaría proponer algo. Ahí va: valorar la productividad de los que nos gobiernan. Ahora mismo no sé cómo lo haría, pero prometo estudiarlo.
Por cierto, he de dejar aquí el artículo. Lo estoy escribiendo en horas de trabajo y, desde luego, eso no me hace ser muy productivo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario